Hola, feliz año nuevo, espero que estés bien. Hoy estreno mi primer post del año con una divertida anécdota para contarte :)
Fui con tres amigas del secundario, todas éramos mayores de 18 años, por lo tanto, no tendríamos problema con la legalidad. Cuando llegué a la casa de mi amiga noté que me faltaba el DNI, pero nos cuestionamos mucho si nos dejaban entrar si no lo llevábamos, ninguna había ido antes, así que, todo era un mundo desconocido para nosotras.
Cuando ya estábamos en la entrada, me rebotaron dos veces por no llevarlo, estuve más de treinta minutos intentando adquirir el DNI de forma digital, pero por algún motivo, la aplicación no funcionaba. No me rendía, tenía una foto de los dos lados del DNI en el celular, volvimos a intentarlo y justo hubo un cambio de turno y en la entrada había un señor. Fuimos amables y él nos dejó entrar, obviamente advirtiéndome que la próxima vez no olvidara el documento.
Al entrar, por Dios, era un lugar muy oscuro, lo único que iluminaba ese salón eran las luces de colores de las máquinas, en el techo habían cámaras de seguridad por doquier, y el techo era como un espejo. El baño era muy lujoso, me tomé fotos, estaba bastante limpio. Parecía pequeño, pero era como un laberinto de máquinas, sillas rojas almohadonadas y un piso alfombrado como si de un salón de los 90s se tratase.
Las personas que estaban ahí eran mayores de cuarenta años, no habían personas de nuestra edad jugando, era como un refugio para adultos que buscan una esperanza en el juego. Siento que pronto los casinos se extinguirán por ser tan conocidas por sus estafas, aún así, creo que las personas que van ahí son completamente ignorantes y se aprovechan de la manipulación y la necesidad de ganar dinero de una forma rápida y sencilla.
Era un entorno triste, las luces hacían que se viera divertido y atractivo, pero en realidad era un ambiente deprimente, sólo personas sentadas en frente de una colorida pantalla presionando un botón con el objetivo de llevarse el premio más grande que se prometía ganar. Nadie hablaba, era el ruido de las máquinas lo que lo hacía llamativo, los números con más de cinco cifras en la pantalla, el dinero, los premios y el efímero éxito.
Tomé fotos en el casino, tanto dentro como fuera, en un momento nos vieron y nos retaron, no sabía que no se podía y sigo sin saber por qué.
Finalmente probamos un poco, no entendíamos nada, pero sé que aposté veinte pesos y gané cincuenta y cuatro, nací para esto, ¿no? Cada una jugó un poco y perdió el doble de lo que apostó, aún así nos fuimos con el lindo recuerdo de haber conocido juntas un casino :).
Espero que te haya entretenido la lectura, perdón si mi redacción se descarrila del punto, hago mi mejor esfuerzo. Cuídate.
~Salamelín.
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